
Este imperdible atractivo de la ciudad de Nueva York, propone sumergirse en una pileta repleta de granas de colores, lanzarse por un tobogán de casi tres pisos de altura, caminar entre bananas colgantes de colores, ingresar a un vagón de subte iluminado con luces de neón rosas chicle y comer helado en sus salas, en sintonía con lo que demandan las nuevas generaciones.
Más que un museo es una “celebración”, aseguran los organizadores. La recorrida dura unos 45 minutos y cada paso es digno de una foto o selfie para las redes sociales. El museo posee sedes similares en Austin (Texas), Singapore (Dempsey) y, pronto, la tendrá en Chicago.




Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS